Antes del 2011, yo era una fiestera: full tomadora y fumadora de quemar 20 cigarros en una noche, encendiendo con el que apagaba.
Y eso fue la cereza del pastel a toda una vida sedentaria, por se la niña a la que escogían de último en Educación Física, de lo mucho que me costaba coordinar y hacer ejercicio.
Pero luego, todo cambió.