Empecemos con que, si bien es una condición que tiene que ver con las células adiposas, el porcentaje de grasa no es el factor determinante.

La American Society for Dermatologic Surgery (ASDS) asegura que hay factores que lo predisponen a uno a desarrollar esta condición cutánea. Entre ellos, la edad (más edad = más celulitis), el sexo (85% de las mujeres tenemos celulitis, celebridades incluidas), la herencia genética y la raza (es mucho más común en las latinas que en las europeas). O sea, en mi caso, cartón lleno.

“Estos factores predisponentes no se pueden cambiar y, por lo tanto, no hay forma de prevenir de la formación de celulitis”, aseguran.

Al listado, la dermatóloga Mariela Hidalgo agrega que los cambios hormonales (el estrógeno favorece la aparición de la celulitis), la mala circulación y un “drenaje linfático ‘vagabundo’, que aumenta la retención del agua y la inflamación”.

El doctor Benjamín Hidalgo-Matlock —si bien no es especialista en celulitis, sí lo es en la dermatología— agrega algo adicional: “usualmente, es más frecuentemente observada en las zonas de las caderas, muslos y glúteos. Es por esto que tiende a ser más frecuente en mujeres quienes fisiológicamente tienden a acumular más grasa en esas zonas”. Eso es lo que nos da la famosa forma de pera.

Y es que la celulitis se observa justamente cuando los adipocitos (células de tejido graso) tiene una acumulación, tamaño y acomodo debajo de la dermis (que es la capa más externa de la piel) y entre los tractos de colágeno que la sostienen sobre la fascia muscular. Ese acomodo da un aspecto de empedrado “arrugado y con hoyuelos” muy similar a como se ve la cáscara de la naranja desde afuera, detalla Hidalgo-Matlock.

La celulitis, condición de la piel cuyo término médico es paniculopatía edematosa panesclerótica, hace que la piel se vea con la textura de una cáscara de naranja. De ahí que haya quienes se refieran a ella como “piel de naranja”.

Si la piel es firme y tersa, como la de los bebés, esa textura es prácticamente invisible. A diferencia de lo que ocurre con la piel flácida y blanda, señala la doctora, donde se puede observar fácilmente a simple vista.

Un segundo grado de afectación se ve cuando se pellizca o se comprime la piel. Por ejemplo, cuando estamos sentados y “desaparece” cuando estamos de pie.

En grados más avanzados, no importa si estamos de pie o sentados o acostados: la celulitis es permanentemente visible. Incluso, en piel edematosa, puede doler al tacto.

Entonces, ¿me resigno?

No. Quise compartir toda esa información para que todos tomemos consciencia de que tener celulitis es algo tan común como tener vellos en la piel y que, aunque no nos guste, hay factores genéticos que nos predisponen a ello.

Stop judging!

Si bien su causa exacta se desconoce y puede darse independiente del peso o ejercicio que haga la persona, dice el médico Hidalgo-Matlock, sí podemos hacer cosas para tratar o mejorar su apariencia.

No, no hay ejercicios específicos contra la celulitis, como tampoco no hay forma de quema grasa localizadamente para eliminar lo que no queremos y dejar las curvas que sí deseamos. Eso no es posible.

Lo que sí es posible es hacer ejercicio regularmente para eliminar la cantidad de tejido graso y aumentar el musculoso. Además, tener una dieta baja en sodio, para no perjudicar la circulación, y baja en azúcares y carbohidratos para no favorecer la acumulación de grasa.

La dermatóloga también recomienda evitar el alcohol, el café, el sol y el cigarrillo, además de tomar bastante agua y consumir suficiente potasio, vitamina C y D. Todo eso es beneficioso para la piel, independientemente de la celulitis.

Tratamientos disponibles

Jeriam Rodríguez Villegas, especialista en terapia dermatofuncional, recomienda los masajes de moldeamiento, que se realizan con una presión fuerte y una velocidad más rápida a la usual para eliminar el acumulo de grasa en la parte tratada. Además, considera que este tipo de masaje estiliza el contorno de la figura.

Otra técnica es la radiofrecuencia, que consiste en la aplicación de radiaciones electromagnéticas que provocan el calentamiento de las diferentes capas de la piel para reducir el tamaño de las células adiposas, retraer el colágeno y favorecer la formación de fibras nuevas de piel. O la vacumterapia, un tratamiento no invasivo que busca, a través de aparatos seccionadores, drenar y movilizar el tejido adiposo.

La doctora Hidalgo también mencionó las ondas acústicas de alta energía que estimulan la producción de colágeno así como fármacos activadores de microcirculación.

Por su parte, el médico Hidalgo-Matlock se refirió a “artículos recientes de revisión que hablan de que no existe ningún tratamiento que sea efectivo en forma permanente, pero que sí se obtienen resultados muy satisfactorios a corto plazo”, como las combinaciones de tratamientos —como los rellenos— con radiofrecuencia o terapias acousticas con láseres.

“Al final del día, aconseja, la mejor opción es consultar con un colega (cirujano plástico o dermatólogo) apasionado por este tema, con experiencia directa en su tratamiento”, detalló.

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