El truco para hacer ejercicio regularmente y convertirlo en un hábito es camuflarlo en la lista de cosas que hacemos “por default” habitualmente, como lavarnos los dientes o tomar café.
¿Pero cómo?
Primero tiene que tener un propósito claro de por qué quiere hacerlo, el cual servirá de motivación para ejercitarse.
También sería importante descubrir su personalidad deportiva para encontrar una actividad física que sea un disfrute más que una obligación y proponerse una meta de actividad física, una meta que sea realista.
“Hay principiantes que se plantean metas irrealistas que son demasiado ambiciosas para ellos”, dice Gerald Endress, director de fitness en el Duke Diet and Fitness Center de Durham.
No empiece diciendo que se va a ejercitar una hora diaria si nunca ha hecho ni media a la semana. Sería más razonable proponerse 30 minutos dos o tres veces por semana, para empezar.
Un plan
A partir de aquí, empieza a complicarse el asunto: hay que sacar tiempo.
La agenda ya está suficientemente apretada cada día como para dejarle al destino la posibilidad de hacer ejercicio.
Hay que hacerle un campo en la agenda y respetarlo como hace cuando tiene cualquier otra cita.
Por eso, tiene que ser en un momento en el que sea realmente factible realizarlo.
Lo mejor es ejercitarse en la mañana porque es menos probable que surjan imprevistos; pero si sus mañanas son caóticas porque hay que alistar a toda la familia para ir después a repartirla en escuelas y colegios, o simplemente porque usted no es una morning person, probablemente lo mejor será escoger otro momento donde pueda dedicarle tiempo al ejercicio.
Planear con antelación cuándo, dónde y cómo se ejercitará no solo le facilitará crear una rutina de actividad física, sino también tener un mejor panorama de los tipos de ejercicios que realizará cada día para balancear los trabajos musculares y tener suficiente tiempo de recuperación entre uno y otro.
Ahora, los imprevistos suceden.
“Cuando algo nos saca del plan original, la mayoría de nosotros termina sin hacer ejercicio del todo pero lo ideal sería buscar alguna otra actividad para hacer en su lugar”, dice la entrenadora Paige Waehner. Por eso, lo mejor es tener un plan B.
Sin embargo, es importante también estar preparados mentalmente para cuando no se logra ejecutar ni el plan B, ni el C, ni el D, ni el Z.
“Es que no volví al gimnasio porque me resfrié… (hace tres años)”, me han dicho.
Por favor, no use esas situaciones de excusas para dejar de hacer ejercicio del todo.
Facilítese las cosas
“Tener una vida saludable no es una decisión que hacemos a principio de año, junto a las demás metas de año nuevo; es una decisión que tomamos cada día”, dice la entrenadora Paige Waehner.
Por eso, lo mejor será hacer que todo sea lo más fácil posible para cumplir ese propósito diario.
Por ejemplo, dejar las cosas del gimnasio (tenis, paño, agua, ropa, iPod… todo lo que vaya a necesitar) listas en el carro, si planea hacer ejercicio en la noche, o al lado de la cama, si el plan es hacerlo en la mañana.
Tal vez todo esto le suene un poco tedioso pero, una vez que el ejercicio sea parte de su cotidianidad, lo hará mecánicamente, sin pensarlo, y se agradecerá haber dado el paso hacia un estilo de vida saludable.
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