Crossfit: las mascotas son un payaso vomitando y otro sangrando y expulsando sus órganos mientras está conectado a una máquina de diálisis, jadeando de cansancio

“Si le dan ganas de vomitar, me avisa”, me dijo. Me reí. Creí que era una broma. No lo era.

De hecho, vomitar es lo menos malo que le puede pasar si algo sale mal en una sesión de Crossfit, una modalidad de entrenamiento funcional que se autopromociona como idónea para cualquiera.

Un estudio supervisado por el American College of Sports Medicine ( ACSM) determinó una tasa de lesiones de 16 por cada 100 participantes.

Para que lo ponga en perspectiva, en otras modalidades de entrenamiento, como levantamiento de pesas, la tasa es de 1 por cada 85.733 horas de entrenamiento.

(Para que sea comparable, suponga que, durante las 10 semanas que duró el estudio, cada participante hizo el estándar de 20 minutos de Crossfit por seis días. La tasa sigue siendo “demasiado alta para un programa de gimnasio”, dijo el entrenador Curb Ivani).

¿Y a qué se deben estas lesiones?

Para David Geier, cirujano ortopédico y director de medicina deportiva de la Universidad Médica de Carolina del Sur, es por el enfoque de alta velocidad y de alto impacto.

Algunos ejercicios que se ejecutan en Crossfit fueron diseñados originalmente para hacerse con moderación; pero en Crossfit se empujan los límites hasta el extremo, en cada repetición, hasta llevar cada músculo hasta la fatiga, y en estado de fatiga es muy difícil garantizar una técnica correcta a la hora de realizar el movimiento.

“Los crossfitteros están acostumbrados a aguantar el dolor de sus músculos y la tensión general. Se les hace difícil decir ‘oh, eso es dolor, tengo que parar’”, detalla Geier.

El vocero del American Council on Exercise ( ACE), Fabio Comana considera que “en Crossfit reconocen que existe riesgo de lesión en la mecánica defectuosa, pero su creencia es que se deben hacer algunos sacrificios en la técnica para llevar a cabo la tarea en cuestión y hacer correcciones posteriores”.

En su opinión, sí es aconsejable progresar en la complejidad y en la intensidad de los ejercicios, pero esto se debe hacer de una manera apropiada, de forma que, solo hasta que se haya conseguido el dominio de la técnica, se obligue al cuerpo a realizarla y mantenerla aún en condiciones de fatiga y carga.

“Me adhiero a la idea de enseñar a alguien a remar y flotar en la parte menos profunda de la piscina antes de empujarlo a nadar o sumergirse en la parte más profunda”, ejemplifica.

El especialista en prevención de lesiones, Eric Cressey, respalda su opinión y afirma que la sensación de fatiga crea una percepción artificial de efectividad, únicamente soportable por las endorfinas que se producen durante el ejercicio y también porque entre los más fiebres del Crossfit el dolor, e incluso las lesiones, son una señal de triunfo.

Inexperiencia

Los entrenadores de Crossfit aseguran que, por ser un ejercicio funcional, puede ser hecho por cualquiera.

El problema del “ enfoque talla única” es que, a diferencia de alguien entrenado, una persona que nunca ha hecho ejercicio difícilmente puede saber cuáles son sus límites: cuál es su máximo, cuál es una carga adecuada, cuándo es una que puede provocar una lesión, ni cuándo mucho se convierte en demasiado.

“Bueno, pero para eso está el entrenador”, dirá usted.

Bueno, le digo yo, precisamente ahí está el otro problema.
No todos los entrenadores de Crossfit tienen suficiente experiencia: certificarse en el nivel básico requiere a lo sumo dos días de clases.

La empresa dijo a medios internacionales que cada mes les llegan 150 solicitudes para llevar el programa, que ya a certificado a más de 35.000 personas en el nivel 1.

“Aunque en ambos niveles se aprende sobre la naturaleza y los riesgos de los ejercicios realizados, no es sino hasta en el nivel 2 que se entra en mayor detalle sobre los movimientos y la programación, necesarias para la enseñanza de la técnica del movimiento a los clientes”, dice Comana.

Malos consejos

Otro problema es la recomendación alimentaria que dan en cuanto a los macronutrientes. Mientras en Crossfit recomiendan una dieta compuesta en 40% carbohidratos, 30% en proteína y 30% grasa, los nutricionistas recomiendan una de 45%-65% carbohidratos, 20%-35% grasa y 10%-35% proteína. (Aclaro: esta distribución se refiere a los macronutrientes que constituyen los alimentos y no, a los grupos alimentarios en que se clasifican los alimentos grosso modo).

Para Comana seguir la dieta sugerida por los crossfiteros es inapropiado porque ese tipo de entrenamiento puede agotar rápidamente las reservas de glucógeno (cuya fuente principal son los carbohidratos) lo que puede llevar al cuerpo a la canibalización de su músculo. Además, una alta ingesta de proteínas pone mayor estrés en el hígado y en los riñones.

Y hablando de riñones… Esos pueden ser otra víctima del Crossfit, si la persona llega a desarrollar rabdomiólisis.

Se trata de una enfermedad renal provocada por el exceso de ejercicio, que se produce cuando el músculo trabaja tan fuerte, que se rompe y la mioglobina, que es el biproducto de las fibras musculares, se libera en el torrente sanguíneo, obstruyendo los riñones.

“El riñón no puede filtrar el subproducto y, si usted está deshidratado, que suele suceder con rabdomiólisis,  no puede eliminar las toxinas”, dice Heather Gillespie, especialista en medicina deportiva, lo que puede llevar a la insuficiencia renal y desequilibrios de electrolitos que pueden afectar su corazón.

Lo que me perturba no es solo que esto pueda suceder, sino que el equipo de Crossfit esté al tanto y no le dé la seriedad del caso.

Crear una mascota que se llame Tío Rabdo no me parece una “advertencia”, como algunos han dicho; me parece un chiste —uno de mal gusto.

“Con Pukie (el payaso que vomita) y Tío Rabdo llevan el ‘ no pain, no gain’ a otro nivel “, dice Alex Koch, profesor asociado de la salud y ciencias del ejercicio en la Universidad Lenoir-Rhyne en Carolina del Norte.

Además, el fin último de realizar ejercicio, en mi opinión, debe ser tener buena salud y, de hecho, la persona promedio no es un atleta o un exatleta, sino es alguien que hace ejercicio para mantener su condición, mejorar su estética o simplemente porque su doctor se lo pidió.

“Es difícil ver resultados notables en las primeras semanas. Por lo tanto, es más importante centrarse en la creación de experiencias positivas”, dice Comana, experiencias que motiven a las personas lo suficiente como para que hacer ejercicio se vuelva un hábito a largo plazo.

Llevar a una persona a vomitar, y después premiarla con un sticker de Pukey que se lo recuerde, puede que no sea la experiencia motivadora que anda buscando.

Mejor prevenir

Por supuesto que se puede tener una mejor condición de la que se tiene actualmente y que puede llegar a ser más fuerte y más hábil de lo que ya es.

También es cierto que cualquier actividad física puede ocasionar lesiones si se ejecuta inadecuadamente.

Así que no se trata de ser conformista y sedentario, se trata de asegurarse de empujar sus límites de forma segura, de la mano de alguien que lo pueda guiar correctamente.

“Utilice su mejor juicio y no se sienta presionado a seguir al grupo si no está listo. No caiga en la trampa de hacer un movimiento muy técnico (o cualquier ejercicio, en realidad) que no crea que va a ser capaz de realizar bien y con el menor riesgo de posibles lesiones”, dice el entrenador Dan Trink.

Además, averigüe quién es el entrenador, cuáles certificaciones tiene (más le vale tener algo más que Crossfit Nivel 1), qué adaptaciones y ajustes puede hacer del ejercicio para sus necesidades particulares y para su condición y habilidad actual, quiénes lo recomiendan y todas esas preguntas que uno suele hacer con cualquier profesional responsable de velar por su salud.

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