Si este año se propuso romper el récord en alguna carrera, podría empezar a considerar cambiar de domicilio, por lo menos temporalmente, a uno de mayor altitud.
¿Por qué?
En el cuerpo, el oxígeno requerido para realizar ejercicio es transportado por los glóbulos rojos de la sangre y la producción de estas células sanguíneas se acelera de forma natural en lugares de gran altitud.
En los lugares altos, el oxígeno no abunda y la fábrica corporal, consciente de ello, recluta más trabajadores para poder recolectar la mayor cantidad posible de este gas circundante en el ambiente.
Es así como al vivir en lugares altos, el cuerpo crea adaptaciones que le permiten tener más niveles de oxígeno disponibles para generar energía y evitar que se acumule el ácido láctico.
De ahí que “ v ivir arriba, entrenar abajo” sea un precepto conocido por los atletas que quieren tener un mejor desempeño deportivo en las competencias.
“El aumento en los glóbulos rojos logra aumentar la concentración de oxígeno que llevan las células dentro del torrente sanguíneo y esto, en última instancia, mejora la resistencia del atleta durante el ejercicio”, explica el médico deportivo, Peter Larkins, en su sitio.
¿Cuan arriba?
Un reciente estudio comprobó que vivir, específicamente, a una altitud de entre 2.000 y 2.500 metros sobre el nivel del mar logra la mayor mejora en rendimiento deportivo.
En el estudio, los atletas que vivieron en altitudes de 2.085 metros y 2.454 metros durante cuatro semanas lograron correr 3.000 metros a mayor velocidad mientras que los que vivieron a altitudes de 1.780 metros y 2.800 metros no tuvieron mejoras.
Sin embargo, lograr este beneficio requiere de tiempo.
Ni crea que yendo a acampar la noche antes de la competencia se va a convertir en Usain Bolt.
De acuerdo con el educador físico Roberto Solano, dueño del centro de entrenamiento Hypoxic, se requiere vivir a esas altitudes por al menos 13 horas diarias durante unas tres semanas antes del evento deportivo en el que quiere destacar para lograr las adaptaciones que se traducen en mejoras en desempeño.
¿Y si me quedo más de eso mejoro más? No. En opinión de Larkins, ampliar el período más allá de cuatro semanas difícilmente se traducirá en mayores beneficios.
Tampoco entrenar en altitud es una estrategia recomendable.
“Lo importante es la adaptación que hace el organismo y esto no lo produce entrenar en determinada altura, sino, vivir ahí”, recalcó Jorge Lobo di Palma, entrenador y profesor en Ciencias del Movimiento Humano de la Universidad de Costa Rica ( UCR).
Riesgos
En cuanto a las desventajas de vivir en lugares altos, Oxygen Factor, empresa que comercializa oxígeno envasado para atletas, señala en su sitio que la fuerza de potencia y la masa muscular pueden reducirse y que es más fácil llegar a tocar techo en las mejoras.
Además, Larkins advierte que una mayor cantidad de células rojas en la sangre aumenta su viscosidad, lo que puede ocasionar problemas en el sistema circulatorio. Esto podría ocasionar eventualmente un accidente cerebrovascular o un paro cardiaco.
Sobre este aspecto, Lobo es menos alarmista. “De eso no se va a enfermar nadie, ni se va a morir nadie. La gente que nace en altura tiene niveles de hematocritos diferentes a los que no nacen en altura y no vemos que ahí se muera más gente”.
En todo caso, dice, si tiene dudas, siempre puede llevar a un médico una muestra sangre para que valore su salud.
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