Hace poco una clienta me contó que le estaba costando encontrar tenis porque “las modernas tienen muchos colores” y a ella le gustan blancas.

Mi mamá es otra a la que le cuesta encontrar zapatos deportivos porque no le gusta que sean “chunchones”, sino que sean finitas, casi como zapatillas de ballet con suela. ¡Ah! Y también las quiere blancas.

A mí también me solían gustar las tenis blancas; pero los dos pares que tengo ahorita son multicolor: unas son moradas con verde limón y las otras, azules con turquesa.

A veces no me combinan con mi guardarropa deportivo —mucho menos, con jeans y cartera— pero eso no me importa porque ese no es el objetivo de las tenis.

Al elegir zapatos deportivos no debe importar el color ni el estilo, sino, su estructura y funcionalidad.

“Cada deporte y cada persona tienen unas características únicas que las va a hacer diferentes al resto, por lo que no deben usar el mismo tipo de calzado”, explica el especialista en medicina del deporte, Martín Zumbado.

Por ejemplo, no todos tenemos una misma forma de pisar y eso se nota, sobre todo, cuando estamos de pie.

Algunos tendemos a apoyar la mitad del pie donde se encuentra el dedo gordo —esos somos los pronadores—, y otros, la mitad del pie donde está el meñique —esos son los supinadores —.

Y ni los primeros ni los segundos requieren el mismo tipo de tenis, sino una estructura que le dé soporte distinto al pie, según su anatomía y sus necesidades específicas.

(También hay algunos afortunados que distribuyen su peso corporal uniformemente sobre el pie y para esos, los de pisada neutra, también hay zapatos, no se preocupen).

De acuerdo con Zumbado, los pronadores requieren un zapato deportivo que cuente con postes medios de doble densidad que ayuden a estabilizar el arco longitudinal del pie. El objetivo es que el impacto contra el piso sea parejo y reducir así el efecto de la pronación.

“Es recomendable una tecnología que ofrezca una combinación de soporte y amortiguación”, detalló.

Los supinadores más bien requieren un calzado que permita la pronación.

Por eso, recomienda zapatos ligeros que permitan el mayor movimiento del pie.

Si hacemos caso omiso de esas diferencias y nos empeñamos en usar unas tenis blancas que no cumplen con las necesidades que nuestra anatomía requiere, nos podemos lesionar.

La pronación puede provocar torceduras en el pie, la espinilla y la rodilla, a veces con lesiones en la rótula, cadera, músculos tibiales; mientras que la supinación puede producir fascitis plantar, la tendinitis aquilea y lesiones iliotibiales.

Otros aspectos de la estructura

Pero la escogencia no queda ahí. Para elegir la forma y la estructura del zapato se requiere además tener en cuenta la morfología del pie en función de los dedos, pues hay quienes tienen pies griegos (el segundo dedo dominante), egipcios (el primer dedo dominante) o cuadrados (el primer y segundo dedos igual de largos).

También hay que tomar en cuenta esa morfología en función del arco de la planta del pie pues se requieren diferentes curvaturas de horma, explicó Zumbado.

En cuanto a generalidades, Roberto Blandón, especialista en ortopedia y traumatología, recomienda buscar un zapato con suela firme para que proteja el pie y flexible para que le permita el movimiento.

Además, el zapato debe tener una lengüeta protectora del tendón de Aquiles, y estar hecho de un material que permita una buena transpiración.

Zumbado también dice que es necesario tomar en consideración la disciplina deportiva porque el calzado tiene un diseño especial en función de los diferentes movimientos que requiere cada deporte, el cual facilita la práctica del mismo y protege al usuario de posibles lesiones.

Es importante asimismo tomar en cuenta la superficie o terreno donde se practicará el deporte.

Una vez elegidos los zapatos que cumplen con todas las recomendaciones, es importante utilizarlos para lo que se adquirieron.

Las tenis de correr no deberían ser las mismas que las de ir al supermercado, las de ir a hacer mandados y las de la mejenga del fin de semana.

¿Por qué? Su suela se desgastará más rápidamente y, en lugar de tener que reemplazarlas después de haber recorrido unos 650km, como se recomienda, tendrá que hacerlo mucho antes.

Así, mejor usar las tenis blancas para esos menesteres y las de realizar ejercicio, para lo que son.

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