La primera vez que escuché que hacer yoga era pegado tenía yo unos 10 años y se lo oí a una señora mayor en un salón de belleza.
El año pasado volví a escuchar semejante tesis cuando el actual exnovio de una amiga se lo planteó como una disconformidad pues consideraba que “esas prácticas” que ella tenía eran opuestas a los mandatos cristianos.
La tercera vez fue el mes pasado, cuando me pasaron este artículo vía Facebook y con ello me retaron a entrarle al tema.
Yo soy católica practicante, 100% creyente y 100% amante del yoga aéreo; y no veo ningún pecado en ello.
En un post anterior, en el que explicaba las diferencias entre pilates y yoga, me basé en las explicaciones de la fundadora de Core Strength Vinyasa Yoga, Sadie Nardini, para argumentar que, más que una actividad de ejercicio físico, yoga es un estilo de vida porque busca unir el cuerpo, la mente y el espíritu por medio de las posturas ( Asana ), la respiración y la meditación.
Sin embargo, decir que por hacer las posturas de yoga, uno es un yogui, es una falacia, una falacia de composición –si no me equivoco– porque se asume que algo es verdadero acerca de un todo solo porque es verdadero acerca de una de sus partes.
En mi opinión, es perfectamente posible practicar yoga, como ejercicio, sin meditar —si es que para algunos eso choca contra las creencias cristianas—, como se puede comer ensalada en cada comida sin que hacerlo implique que uno es vegetariano.
Si hago yoga es porque me gusta hacer ejercicio, no porque quiera “paz y equilibrio mental y espiritual, sin tener que abandonar mis pecados y sin tener que admitir mi necesidad de Jesús”.
Habrá quienes lo vean así pero no soy parte de ese grupo: mi cuerpo lo trabajo con ejercicio y mi espíritu, con otras actividades; algunas veces trabajo los dos simultáneamente, siempre manteniéndome creyente en Dios.
Así que, sin abandonar mi postura cristiana, los invito disfrutar de los beneficios que ofrece yoga, que, como cualquier otro ejercicio, logra resultados a nivel de salud física y emocional, independiente de sus creencias espirituales.
¿Cuáles? Fuerza, flexibilidad, equilibrio y agilidad por citar algunos.
Si alguien ve algún pecado en eso, me avisa.
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