Cuando pensamos en los resultados de hacer ejercicio, lo común es que venga a nuestra mente partes y sensaciones del cuerpo.

Tonificar, perder grasa, aumentar la flexibilidad… Esos suelen ser los objetivos que nos trazamos. No pensamos en los beneficios emocionales y mentales de ejercitarnos.

Cada 7 de abril se celebra el Día Internacional de la Salud. Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dedicó a la lucha contra la depresión, una enfermedad que se puede prevenir y tratar, aseguran en el sitio web

Con eso en mente, quise dedicar este espacio a recordarnos que el ejercicio sí puede volvernos más fuertes, más flexibles, más esbeltos… Pero también puede volvernos más felices.

“Hacer ejercicio libera, en el cerebro, químicos que nos hacen sentir bien y pueden aminorar los síntomas de la depresión”, aseguran en Web MD. —Específicamente, se trata de las endorfinas y del neurotransmisor dopamina–. Incluso, añaden, hacer ejercicio incrementa los niveles de energía, lo cual es un aliado en este escenario, pues su energía, tanto física como mental, está baja por lo que todo se les hace una montaña, sugieren en el sitio de Mapfre.

Es totalmente comprensible que, sintiéndonos así, hacer ejercicio puede ser la última en la lista de actividades que queramos hacer. ¡Con costos querremos hacer lo mínimo, como bañarnos o comer!

Sin embargo, en estos casos tampoco es necesario entender como “hacer ejercicio” el realizar actividades como correr, saltar suiza, o hacer spinning.

En estas circunstancias, algo tan básico como sacar el perro a caminar (o hacer la caminata sin mascotas), podría ser el empujoncito que nos ayude a sentirnos mejor.

También realizar ejercicios que requieren respiración consciente, como yoga o pilates, pueden ayudar a oxigenar el cerebro y calmar la mente y las emociones negativas que pudiéramos estar sintiendo y no requerirán tanta energía como otros ejercicios de alto impacto.

Las plantas de la naturaleza y el sonido del agua suelen resultar ambientes agradables para estar y relajarnos. Hacer ejercicio en esos entornos puede ser aún más beneficioso. Incluso, la jardinería misma podría resultar o la natación, si el ánimo nos deja llegar al agua.

Todos los anteriores son ejercicios que podemos hacer individualmente. No obstante, si nos animamos a dar un paso más allá, las clases grupales divertidas, como las de baile, podrían mejorar nuestro estado de ánimo aún más.

1

Preventivo

Estudios epidemiológicos han identificado una relación entre actividad física y salud mental. “Cuanto más ejercicio, menor riesgo de sufrir depresión. Asimismo, quien ya la padece suele ser una persona sedentaria e inactiva (causa del 5,5% de mortalidad mundial), por lo que los beneficios de la actividad física aparecen en positivo en estos casos”, detallan en el sitio de Mapfre.

 

Este post se publicó primero en http://www.elfinancierocr.com/blogs/la_milla_extra/ahogar-penas-SUDOR_7_1151954794.html