¿Cómo crear una meta inteligente para año nuevo?

Es común que para el año nuevo nos pongamos metas nuevas.

“Este año me meto al gym”. “Este año hago dieta”. “Este año voy a bajar de peso”

Lamentablemente, también es común que, al llegar fin de año, veamos que esas metas no se cumplieron.

¿Por qué?

Pueden haber muchas razones pero me voy a enfocar en una: esas metas están mal planteadas.

Las metas deben ser inteligentes. Y aquí, si me disculpan, voy a usar un acróstico en ingles:

Specific ( específicas)

Measuarable ( medibles)

Action oriented (con un plan de acción establecido)

Realistic ( realistas)

Timely ( temporalmente viables)

Decir “esta año voy a hacer ejercicio” es como decir al inicio de la semana “voy a comer pollo”.

¿Qué día de la semana? ¿A qué hora? ¿En su casa o en otro lado?  ¿Qué parte del pollo? ¿Preparado de qué forma?

Nuestros hábitos y comportamientos son específicos y así de específicas deben ser las metas que nos proponemos a inicio de año para poder convertirlas en comportamientos y hábitos posteriormente.

Por eso, en lugar de decir “esta año voy a hacer ejercicio”, sería mejor “este año, haré como ejercicio caminatas tres veces por semana durante 20 minutos en el parque del condominio, antes de irme al trabajo”.

 

Sinceras y útiles

Pero las metas no solo deben ser inteligentes; deben ser efectivas también, y para que sean efectivas, hay que ser sincero con uno mismo, con las posibilidades reales de tiempo y de condición física que posee.

Proponernos “caminar 20 minutos tres veces por semana” puede parecer una meta mediocre y autocomplaciente.

Y quizás, para algunos sí lo sea; pero quizás también, para otros no. Quizás eso es lo único que  realmente esa persona puede hacer por ahora y no debe sentirse mal por no poder hacer más.
De nada valdría proponerse una meta tan ambiciosa que no sea realizable y que se quede únicamente en buenas intenciones.

También sería un desperdicio y un autoengaño proponerse una meta tan fácil de alcanzar que probablemente no lo lleve a descubrir ni a alcanzar su verdadero potencial.

Las metas tienen que tener una dificultad moderada, suficiente como para que sean un reto y una motivación para superarse pero siempre dentro de un marco realista, factible y realizable.

Y un último consejo: que la meta tenga algún propósito.

Una meta puede estar bien diseñada y ser inteligente, tener el nivel de dificultad idóneo y ser un completo sinsentido.

Antes de proponerse la meta, pregúntese ¿cuál es el objetivo de esto que quiero hacer?

Y cuando le den ganas de romper el compromiso que adquirió con usted mismo a inicios de año, recuérdese esa respuesta y conviértala en su motivación para llegar a la meta y ver su propósito cumplido a fin de año.

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