Hace algún tiempo había hecho un post sobre si era posible o no demandar al gimnasio o al entrenador si uno sufría alguna lesión producto del ejercicio; pero mejor que tener esa posibilidad a mano sería no lesionarse del todo.

¿Cómo saber si uno está en buenas manos?

Yo sinceramente nunca he contratado a un entrenador personal, pero sí voy al gimnasio y quien me hace el programa es uno de sus entrenadores.

Desde mi punto de vista, él es el mejor de los que ahí trabajan y por eso me aseguro de ir en las horas en las que él está para que sea él quien me mida, diseñe el programa y revise si lo estoy haciendo correctamente o no.

Me han contado de entrenadores que no le pregunta a los clientes cuáles son sus objetivos, qué enfermedades o lesiones padecen, qué actividades les llama la atención hacer, qué no estarían dispuestos a hacer y cuánto tiempo tienen en realidad para hacer el plan que están solicitando.

Estas son, para James Gavin, preguntas básicas que un entrenador debe hacer antes de diseñar un programa de ejercicio para su cliente, no solo para que los ejercicios y actividades físicas respondan efectivamente a lo que uno quiere lograr, sino también para evitar lesionarse en el intento.

El especialista en estilo de vida saludable explica que todos los deportes y actividades físicas tienen demandas distintas a nivel psicosocial (hay unas que se deben realizar en solitario, algunas que se deben realizar en grupo y otras en las que la soledad o la compañía queda a discreción de quien practica la actividad), a nivel anatómico (las demandas musculares varían dependiendo de la actividad física) y a nivel de movimiento (en dos actividades distintas pueden estar involucrados los mismos músculos pero requerir que se comporten de forma desigual).

Todos esos aspectos hay que tomarlos en cuenta a la hora de prescribir determinadas actividades y ejercicios porque habrá algunas que las personas no estarán en capacidad de hacer y otras que, aunque puedan, no querrán hacer o no tendrán suficiente tiempo para hacer; y eso es algo que hay que sopesar y respetar.

También es importante conocer la formación de su entrenador.

Sé que en algunos gimnasios, sobre todo en lugares rurales, los instructores suelen ser empíricos; y sé que en otros más bien es requisito ser educador físico o fisioterapeuta, como mínimo, para poder ser instructor de planta.

No veo nada de malo en preguntar respetuosamente la formación que tiene y el respaldo que esta tiene, especialmente si usted es una persona que ya ha tenido lesiones o si tiene una condición médica especial.

En resumen las cuatro cosas que le dirán si su entrenador es bueno son:

  1. Pregunta sus objetivos, sus preferencias, su historial médico y deportivo y su tiempo disponible antes de diseñar un plan específico que responde a ellos.
  2. Revisa si cada ejercicio lo está haciendo correctamente y lo corrige en caso necesario  para asegurarse de que el entrenamiento será efectivo y para garantizarse y garantizarle a usted que no resultará lesionado.
  3. Da seguimiento a los resultados que se están obteniendo y hace ajustes en el plan en caso de ser necesario
  4. Tiene la formación adecuada para el trabajo que está haciendo

¿Cumple la persona que lo entrena con esos requisitos mínimos?

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