El otro día, mi fisioterapeuta me decía que muchas veces los músculos de los adultos mayores se atrofian porque, al sentir una molestia articular, dejan de moverla, por temor.

En otro tema no relacionado con ese, pero sí con el del post, escuchaba a una psicóloga infantil decir que sus pacientes no tienen imaginación ni creatividad: “les digo, ‘imaginá un peluche con cabeza de oso y patas de flamingo’ y me dicen rebaten que ‘para qué, si eso no existe’; les doy una hoja en blanco y los reto con crear algo, lo que sea, y me dicen que no se les ocurre qué”.

Ahora junto los dos escenarios: niños que no tienen creatividad, ni imaginación y atrofiados porque no se mueven al no saber cómo, ni para qué y porque tal vez, incluso, puedan sentir temor de hacer algo sin precedentes.

Alguna vez me deslicé por la baranda de las escaleras, imaginando que se movía como una escalera eléctrica. Quemarme los gorditos de las piernas en el intento no me desarrolló un temor que me impidiera seguirlo intentando.

Esos chollones, raspones, moretes son parte de los recuerdos de la infancia y me aterra pensar en una sociedad que llegue a la adultez sin tenerlos, el potencial kinésico que se pierde, y, más a largo plazo, la evolución (¿involución?) en la que estos infantes sin creatividad, imaginación y movilidad esto se traduciría.

De acuerdo con la doctora Mary L. Gavin, los niños de seis a 12 años necesitan la actividad física para aumentar su fuerza, su coordinación y su confianza en sí mismos, así como para sentar las bases de un estilo de vida saludable. Además, les permitiría empezar a conocerse sobre cómo les gusta estar activos y cuál es su fitness personality.

Específicamente, quienes tienen entre seis y ocho años están en la etapa de afinar sus habilidades físicas básicas, como saltar, lanzar, patear y alcanzar cosas en el aire, mientras que los que tienen entre nueve y 12 años, están refinando, mejorando y coordinando sus habilidades físicas.

“Las recomendaciones para los niños en edad escolar son hacer un mínimo de una hora de actividad física de moderada a intensa al día”, afirma la especialista en el sitio de la organización Kids Health. En su opinión, la mayor parte de la actividad física debe ser aeróbica, lo que implica usar músculos grandes y debe practicarse durante un período de tiempo y, los ejercicios de fuerza, al menos tres veces por semana.

“Los niños logran tener unos músculos y unos huesos fuertes solo con correr, saltar y jugar. No es necesario que dispongan de programas formales de levantamiento de peso, pero estos son seguros si están adecuadamente elaborados y supervisados”, detalla.

Los menores de cinco años tampoco “se salvan”. De hecho, el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España aseguran que, si ya andan, deberían realizar, al menos, 180 minutos al día de actividad física, de cualquier intensidad.

A estos peques, les recomiendan realizar actividades físicas y juegos que desarrollen las habilidades motrices básicas (correr, saltar, trepar, lanzar, nadar…) en distintos ambientes.

A los que aún no andan, también es necesario fomentarles el movimiento, el juego activo y el disfrute de realizar actividad física varias veces al día.

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