Ya sabemos que hacer ejercicio quema calorías. Los ejercicios que se realizan dentro del agua no son la excepción (duh!); y, como el agua es más densa que el aire, proporciona resistencia que nos permite mejorar nuestra fuerza muscular.

Pero esas no son parte de los cinco beneficios que quería comentarles. Son los siguientes:

Bajo impacto

Por el principio de Arquímides, somos “más livianos” cuando estamos dentro del agua, lo que reduce algunos de los impactos que nuestros cuerpos y articulaciones experimentarían realizando los mismos movimientos fuera del agua. Por eso, mencionan en el centro diurno de bienestar, YMCA, “los ejercicios acuáticos y otros estilos de entrenamiento de bajo impacto son particularmente ideales para las personas que sufren de dolor en las articulaciones u otras afecciones corporales degenerativas.”

El principio de Arquímedes afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado.

Beneficioso para la salud cardiovascular

Los especialistas de YMC añaden que la participación regular de ejercicios acuáticos puede ayudar a mejorar la salud del corazón y la fuerza cardiovascular porque la presión del agua ayuda a que la sangre circule en dentro del cuerpo más eficientemente. Incluso, dicen, se ha demostrado que los ejercicios acuáticos ayudan a reducir la presión arterial alta.

Aumento en la flexibilidad

Como el agua soporta nuestro peso, el rango de movimiento de las articulaciones se incrementa,  aseguran en VersusArthritis. Esto se traduce en una mejorar progresiva en la flexibilidad que tenemos.

Mejor alineamiento y técnica

Como dentro del agua el peso corporal se distribuye mejor, se ve favorecida la estabilidad postural mientras se ejecutan los ejercicios, detallan investigadores de la Universidad del Valle.   

Así, es más fácil ejecutar la técnica correctamente y evitar el riesgo de lesiones.

Más seguridad

Además de lesiones que pudieran ocurrir producto de una mala postura, se eliminan los riesgos de lesionarse producto de una caída. Adicionalmente, no se utilizan pesas por lo que tampoco hay riesgo de una lesión producto de sobrecarga.

No extraña entonces que los actividades acuáticas sean de las primeras que recomiendan practicar a las personas que tienen padecimientos crónicos biomecánicos. Para ellas, son especialmente beneficiosos cuando se realizan en piscinas temperadas, donde la temperatura del agua se ubica entre los 33oC y los 36 oC. “El calor del agua permite que los músculos se relajen y alivia el dolor en las articulaciones en pacientes con artritis, lo que les facilita el hacer ejercicio”, explican especialistas del centro VersusArthritis, dedicado a su investigación y tratamiento.

Incluso, un estudio realizado en 113 individuos y publicado este año en el Journal of the American Medical Association (JAMA), demostró que “un programa de ejercicios acuáticos terapéuticos condujo a un mayor alivio en pacientes con dolor lumbar crónico que sesiones de fisioterapia y tuvo un efecto a largo plazo de hasta 12 meses”.

Donde vivo desde hace cinco años, hay dos piscinas. Si en este lustro me he metido cinco veces en ellas, es mucho. Sin embargo, me propuse sacarles más provecho a partir de ahora. Si ustedes también tienen la oportunidad de hacerlo, no la dejen pasar. 

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