Hace justo un año, Victoria’s Secret lanzó VS Collective, con la intención de diversificar la imagen corporal que su marca representa. En su momento, se dijo que la intención era reemplazar los característicos y controversiales ángeles de sus pasarelas y realizar lo que el NYT calificó como el “cambio de marca más extremo en la memoria reciente: redefinirse no solo a sí mismos, sino también, lo que se considera ‘sexy’”.

Para este post quise encontrar fotos de estas nuevas pasarelas humanas y no, idealizadas, pero no encontré. Todo lo que encontré fueron las mismas fotos que se publicaron hace un año. ¿La intención es lo que cuenta? En fin… por ahí no voy.

Ese lanzamiento lo celebré, como también celebré cuando Barbie diversificó, hace seis años, su muñeca, añadiendo alta, curvilínea y petite a su catálogo, junto con otros siete tonos de piel, 22 colores de ojos y 24 estilos de cabello diferentes.

Lo celebré porque me preocupa que se promuevan tener cuerpazos, muchas veces naturalmente inalcanzables y difícilmente sostenibles, enmascarados como “cuerpos fits” y mercadeados dentro de lo que no debería llamarse ‘fitspo’ (fitness inspiration).

El cuerpo necesita tener grasa para funcionar; por eso, la grasa es uno de los tres macronutrientes (junto con la proteína y los carbohidratos). No es una enemiga en sí misma, como tampoco lo es subir de peso per se.

Percibo que cada vez menos mujeres aspiran a esos imposibles con los que se nos bombardean y que hay un movimiento global que promueve la aceptación de nuestro cuerpo y el amor propio, lo cual también disminuye el riesgo de tener padecimientos mentales, como depresión, baja autoestima, uso de sustancias peligrosas, y desórdenes alimenticios. Todo eso me encanta y lo celebro.

Pero… sí, tengo un pero.

De esqueléticos ángeles a orondas popstars

Me preocupa que, como un péndulo, estamos yendo hacia la otra dirección. No creo que tener sobrepeso u obesidad sea algo que debamos celebrar, ni promover. No tenemos que odiarnos por ello. Pero tampoco deberíamos aceptarlo y dejarlo así.

Y, por favor, no me tilden de “gordofóbica”: no le tengo miedo a la gordura. Le tengo miedo a las enfermedades que se asocian a ella: problemas cardiorrespiratorios, diabetes e incluso cáncer, lista la organización australiana Live Life Well entre los problemas de salud asociados al sobrepeso.

“Alcanzar y mantener el peso saludable es importante para la salud global y puede ayudar a prevenir y controlar muchas enfermedades y condiciones médicas”, dicen en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por su sigla en inglés).

Por eso, siempre hablo de la importancia de estar dentro del rango de peso saludableNo es un tema de belleza, es un tema de salud. Así como no es saludable estar por debajo del peso recomendado y con menos porcentaje de grasa que el necesario, tampoco lo es, en la mayoría de los casos, estar por encima de estos rangos.

Hace poco Jessi Rodríguez, la modelo que causó furor con su tweet “¿Una Miss Costa Rica gorda? Vamos a intentarlo” contradijo a quienes sostienen que no está saludable. Alegó que sí lo está, que “el tamaño no es proporcional a la salud” porque “ser gordo no significa estar enfermo”.

¿Miente, entonces? No tengo sus exámenes de sangre para saberlo pero que esté metabólicamente sana es algo totalmente posible. Hay un porcentaje de la población que, a pesar de tener sobrepeso, tiene glicemia en ayunas y presión arterial en rangos normales y no tienen dislipidemias.

Puede ser que ese sea su caso y el de otras personas que apoyan el movimiento HAES Health at any size (Salud en cualquier tamaño). Sobre esto hablaremos en el próximo post.

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