“¿Qué significa hacer algo ‘como una nena (like a girl)’? ¿Cuándo se convirtió en un insulto hacer algo ‘como una niña’?”. En el 2015, Always #LikeAGirl lanzó la pregunta en esta campaña y me parece que, no solo sigue sin respuesta, sino, vigente.
Se viene el Día Internacional de la Mujer y de su mano, felicitaciones sin sentido. No tienen que felicitarnos por ser mujeres: el día mismo no es una celebración sino, una conmemoración a la muerte de 129 mujeres en un incendio de una fábrica — un suceso que resultó transcendental en la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad.
Tampoco viene al caso sorprenderse porque, “para ser mujer”, es muy fuerte o muy buena en matemáticas o en el boxeo o en el fútbol.
Si bien un buen sector de la sociedad reaccionó a que se refirieran a Dinnia como “Keylar”, parece increíble que el episodio no sea una historieta de ficción sino, una anécdota periodística. No. No pude encontrar otra noticia que donde un jugador fuera comparado con una jugadora. ¿Alguien tiene a mano algún ejemplo?
De igual forma, que le pregunten a Yokasta la frecuncia con la que va al salón de belleza o cómo el deporte influye su sexappeal me hace coincidir con ALAS en su criterio. No me imagino a Muhammad Ali siengo interrogado sobre su barbero o sus parejas, mucho menos en una sección de Deportes del medio periodísito entrevistador.
He tenido clientes masculinos que me descartan (o al mínimo, me cuestionan) como entrenadora por ser menos fuertes que (algunos de) ellos.
También he tenido clientes mujeres que se rehúsan a realizar pesas por miedo a que se les haga un “cuerpo inapropiado“, “muy musculoso para ser mujer”.
En este Día de la Mujer no necesitamos flores ni felicitaciones; necesitamos equidad.
Qué en el mundo laboral, el trabajo de nosotras sea reconocido por nuestros propios logros, capacidades y habilidades y recompensado consecuentemente y de forma adecuada según nuestra posición, trayectoria y experiencia; y sí, esto incluye deportes.
Qué en la casa no nos toque el oficio por default, ni que ellos sientan que “ayudan” en los quehaceres domésticos y en la crianza de sus hijos cuando hacen algo que ya es de por sí parte de su corresponsabilidad.
Qué dejemos de normalizar el sexismo, la inequidad, el irrespeto.
Hagamos que #LikeAGirl signifique cosas increíbles, dice el anuncio. ¡Qué podamos sentirnos orgullosos y no, ofendidos, de hacer las cosas como una nena!
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