“Apenas baje de peso empiezo a hacer ejercicio”.

¿Por qué? ¿Por qué hay gente que cree que debe alcanzar una especie de “condición física mínima” para poder empezar a moverse?

Tal vez porque creen que pueden lastimarse si no lo están. Pero en la gran mayoría de los casos, el ejercicio no solo es beneficioso para la salud, sino que es parte del tratamiento de algunas condiciones médicas especiales.

Sí, pueden haber ejercicios que no puedan o no deban realizar ciertas personas. Pero créanme: la lista de posibilidades de actividad física es suficientemente amplia como para encontrar algo que hacer.

Si está esperando “el momento idóneo” para empezar, podría quedarse esperando toda la vida. ¡No le dé más vueltas al asunto y dele viaje de una vez!

Combo saludable

Y es que lo mejor no es hacer uno primero y otro después, sino empezar con una dieta saludable y una rutina de actividad física al mismo tiempo, no solo porque los dos son componentes necesarios para tener un estilo de vida sano, sino porque un estudio reveló que así se obtienen los mejores resultados.

Este dividió a los participantes —que eran personas sedentarias y con hábitos inadecuados de alimentación— en cuatro grupos: unos recibieron consejos sobre actividad física y, después de cuatro meses, consejos sobre una alimentación sana; otros recibieron los consejos en el orden inverso; al tercer grupo se le dio la consejería en ambos temas al mismo tiempo y el cuarto grupo no recibió ningún consejo sobre estos temas.

Al cabo de un año de estar recibiendo esas asesorías en ese orden, los tres primeros grupos lograron mejoras en su alimentación; pero quienes no recibieron asesoría sino hasta después del cuarto mes, no lograron llegar a hacer 150 minutos de ejercicio semanal, que es el estándar mínimo recomendado.

La explicación puede estar en que es más fácil modificar algo que uno ya de por sí hace, como comer, que cambiar la rutina diaria, lograr sacar tiempo para algo nuevo, como hacer ejercicio, y convertirlo en un hábito.

Ahora, si por alguna razón tuviera que priorizar entre hacer dieta y hacer ejercicio, probablemente debería escoger lo segundo de primero y una vez que la actividad física forme parte de su rutina diaria, modificar los hábitos alimenticios.

Lo que sí tiene que quedar claro es que para matricularse en un estilo de vida saludable no se piden requisitos previos más que tener la motivación y el compromiso de hacerlo.

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