OK. Me retracto. Lo “vacilón” (ejem, ejem) de tener este blog que tiene casi una década de vida, es que uds tienen a mano el historial de todo lo que he dicho para hacerme un “in your face” en cualquier momento. Entonces no, no puedo simplemente cambiar de opinión sin dar explicaciones.

Así que hoy, casi una década más tarde de cuando escribí que me parecía innecesario tener un polar, me retracto… kinda.

Sigo estando de acuerdo conmigo misma en lo que dije en el momento, de que puede ser que un entrenamiento puede quedar por debajo del potencial real de ese día por estar pendiente de “la zona”.

Sin embargo, hoy sí tengo uno, bien patito, de marca muy conocida por quien lo haya fabricado en China pero que me encanta porque me recuerda cada hora que es tiempo de levantarme para romper el sedentarismo.

Pero más allá de eso, justo leí un estudio realizado en la University of South Australia que vio usar trackers de actividad física, podómetros y/o relojes inteligentes pueden motivar a las personas a realizar más ejercicio y, por ende, perder peso.

Luego de analizar 400 estudios en los que participaron 164.000 personas de todo el mundo vieron que quienes utilizan este tipo de monitores caminaban hasta 40 minutos más cada día (aproximadamente 1.800 pasos más diarios). 

Yo misma me recuerdo (y recuerdo a otros) la primera semana de tener mi tracker dándole vueltas a la mesa o caminando a doble tiempo solo para ver la pantallita de aplausos que me indicaba el haber alcanzado la meta de caminata del día.

Este mayor conteo de pasos, a su vez, vieron los investigadores, resultaba en una pérdida de peso promedio de 1 kg durante cinco meses.

“La persona promedio gana alrededor de 0,5 kg al año en aumento de peso, por lo que perder 1 kg en cinco meses es significativos”, dice la coautora de la investigación Carol Maher.

Además de la pérdida de peso, los investigadores vieron cierta evidencia de que el uso de estos gadgets también puede ayudar a reducir la presión arterial y el colesterol en personas con diabetes tipo 2 y mejoraron la depresión y la ansiedad. Todo esto, producto del aumento en la actividad física.

Personalmente, el mayor beneficio que yo le veo a este uso es que, si de verdad lo motiva a hacer ejercicio, puede ser su aliado para convertir la actividad física en un hábito de su rutina

Algunos especialistas sostienen que se requieren al menos 18 días para construir un hábito y que la mayoría de personas lo consiguen a los 66 días. De ser así, si la “fiebre del polar” le dura por lo menos 2 semanas, capaz y que para la tercera ya no está haciendo los pasos para ver al reloj aplaudirle, sino porque se volvió algo tan normal como lavarse los dientes cada día.

La gama de este tipo de aparatos va desde los $20 que me costó el mío en Amazon —ya les dije, marca patito, bien conocida por quien la registró— hasta cientos de dólares, si estamos hablando de solo un fitness tracker, o miles, si nos pasamos a la rama de relojes inteligentes.

Pero si está buscando una motivación extra para hacer del ejercicio un hábito, y si está entre sus posibilidades adquirir un aparatico de esos (como le dice papi), puede hacer la prueba y contarme cómo le va.

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