Este post se resume con la siguiente frase: todo en exceso es malo… incluso, lo bueno.

1. Tomar agua todo el tiempo

Así como la falta de líquido nos lleva a la deshidratación, su exceso, puede hiperhidratarnos, que ocurre cuando el estado de contenido de agua corporal total es excesivo respeto de volúmenes de líquido intracelular y extracelular expandidos.

corredor tomando agua de pipa

Si tomamos tanta agua que llevamos la concentración de sodio en sangre a niveles por debajo de lo normal, podemos sufrir de intoxicación por agua, la cual afecta directamente el funcionamiento del cerebro.

Entonces, ¿cuál debería ser la meta? De acuerdo con la Academias Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU.aproximadamente, cada día, un hombre requiere 3,7 litros de líquidos y una mujer, 2,7 litros.

Nótese que dice LÍQUIDOS; es decir, no solo con el agua nos podemos hidratar.

2. Comer sano siempre

Póngase cómodx, que aquí hay mucha tela que cortar. Empecemos diciendo que la ortorexia –obsesión por la comida saludable– es un transtorno alimenticio tan peligroso como lo puede ser la anorexia o la bulimia –que lo diga yo, que padecí las tres.

Pero, sin llegar a padecer la enfermedad, es posible que optar siempre por low fatlow carb, u obligarse a comerse todos los vegetales y demás sea contraproducente para su salud.

Recordemos que no todas las grasas son “malas”. De hecho, la grasa es uno de los tres macronutrientes que el cuerpo NECESITA para funcionar correctamente.

“Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en el pescado, las nueces y las semillas, no solo ayudan a mantener la piel tersa, sino que también son esenciales para la buena salud del cerebro y del corazón; además de que pueden ayudar a prevenir la artritis”, explican los especialistas de Realbuzz. Esta es una organización benéfica internacional para atletas con discapacidad.

Los temidos carbohidratos son otro de esos macronutrientes. “Cierto: debemos evitar los carbohidratos procesados (harina blanca y azúcar blanca); pero no, los granos integrales, que tienen una gran cantidad de fibra y fomentan el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas “, aclara Kayleen St. John, Directora Ejecutiva de Nutrición y Desarrollo Estratégico de Euphebe.

Además, dentro de los carbohidratos están también los tubérculos como la papa o el camote que aportan nutrientes y vitaminas que el cuerpo requiere, además de ser fuente de energía fácilmente accesible.

Finalmente, hasta las frutas y los aclamados vegetales pueden no ser tan beneficiosos si son ingeridos en las condiciones inadecuadas. En el caso de las frutas, en exceso, aunque aportan nutrientes y vitamintas, podrían llevar al cuerpo más azúcar que la necesaria.

En el caso de las legumbres, “si te obligas a comerlas siempre, aún sin ganas, estás creando una mala experiencia con una alimentación saludable”, explica Rebecca Scritchfield, RDN author of Body Kindness. A veces, ingerir verduras no están en las cartas de ese tiempo de comida y eso está bien. En su opinión, esto es especialmente cierto si recién está comenzando a cambiar su dieta hacia patrones de alimentación más saludables.

ilustraciones sobre vigorexia y ortorexia

Entonces, ¿cuál debería ser la meta? La que la persona profesional en nutrición le recomiende, acorde a su edad, peso, estatura, sexo y necesidades diarias.

3. Hacer ejercicio todos los días

Por años, este fue para mí el clásico “casa de herrero,…” porque la verdad es que a mí me gusta hacer ejercicio todos los días; a veces, más de una vez al día; y pasar un día sin ejercitarme es una decisión consciente que me cuesta.

Para serles sincera, lo decidí una Semana Santa hace pocos años: hice “ayuno de ejercicio” porque era algo que me costaba dejar de hacer y lo ofrecí como mi sacrificio de Pascua. Lo he seguido haciendo desde entonces porque, en todo caso, (y ya con esta frase termino el paréntesis religioso) “el Señor te hace descansar” (Salmo 23).

Te hace. O sea que, a veces, es obligado y a la fuerza:

Cuando no paramos por las buenas y nos exigimos más de lo que podemos, el cuerpo nos hace parar por las malas.

A veces, con “palidazos” y vómitos que llegan en media sesión porque llevamos a cuerpo más allá del límite.

Otras veces, con lesiones producto de una mala técnica, de querer aumentar pesos más rápido de lo que podemos o simplemente de estar haciendo un mismo movimiento más veces de las aconsejables, desgastando tejidos sin darles chance a recuperarse.

Entonces, lo que queríamos lograr ingenuamente (más fitness en menos tiempo haciendo ejercicio por demasiado tiempo, demasiado seguido y/o con demasiado peso) se convierte en todo lo contrario (progresos inconstantes producto de lesiones que nos hacen deternos y atrasarnos en el proceso).

Así las cosas, ¿cuánto ejercicio debo hacer?

La recomendación por salud son 150 minutos al día a una intensidad moderada. Si quiere ver ganancias en tonificación, balance, fuerza, etc., lo ideal será buscar la ayuda de u profesional que le pueda haer un plan y monitorear su progreso respectivo.

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