Lo confieso. Me encanta hacer ejercicio aeróbico en máquinas (caminadora, elíptica, bicicleta…) porque puedo poner una peli y darle por horas, sin cansarme.

Sin embargo, eso no es lo mejor… al menos no, para mi cerebro.

Una investigación que analizó 280 escáneres cerebrales encontró una relación positiva entre caminar al aire libre y la materia gris en la corteza cerebral involucrada en la planificación y regulación de acciones, así como en lo que se conoce como control cognitivo.

“Nuestros resultados muestran que nuestra estructura cerebral y nuestro estado de ánimo mejoran cuando pasamos tiempo al aire libre. Es muy probable que esto también afecte la concentración, la memoria de trabajo y la psique en su conjunto”, explicó la investigadora principal, Simone Kühn.

Como la mayoría de los trastornos psiquiátricos están asociados con déficits en la corteza prefrontal, estimulada positivamente al caminar al aire libre, los hallazgos brindan apoyo neurocientífico para el tratamiento de los trastornos mentales. “Los médicos podrían prescribir un paseo al aire libre como parte de la terapia”, añadió Anna Mascherek, co-autora del estudio.

Si quiere enfatizar aún más los beneficios en cuanto a salud mental que se producen al caminar al aire libre, la recomendación de la Universidad de Berkeley es realizar meditación caminada.

Contrario a lo que yo pensé que era (meditar caminando) es la meditación caminada es meditar sobre el acto de caminar. Es decir, la biomecánica del movimiento dividida en, al menos, cuatro fases: (1) levantar un pie, (2) moverlo por delante de donde está el otro en el piso, (3) colocarlo en el suelo, desde el talón hasta los dedos y (4) desplazar el peso del cuerpo a la pierna delantera a medida que se eleva el talón trasero, mientras que los dedos de ese pie permanecen tocando el suelo o el suelo.

Raro, ¿verdad? Es casi ridículo segmentar algo que aprendimos a hacer hace décadas en automático… algunos, incluso, mientras mascan chicle exitosamente. Pero es una técnica que, sin lugar a dudas, nos permite estar conscientes y activos en el momento presente, sin dejar que la mente divague.

Incluso, los especialistas recomiendan, mientras camina, enfocar su atención en una o más sensaciones que normalmente daría por sentadas. Por ejemplo, la respiración que hala y expulsa aire del cuerpo; el equilibrio que hace la cabeza sobre el cuello y los hombros; los sonidos causados por el movimiento corporal, etc.

El contacto de la naturaleza y la desconexión de la mente del ajetreo del día es relajante, sí; pero, además de los beneficios mentales y emocionales de esta práctica, estudios citados en Healthline han visto un efecto positivo de la meditación caminada en los niveles de azúcar en sangre y la circulación en personas con diabetes tipo 2, así como beneficios en la presión arterial.

Por otro lado, ponerle mente al ejercicio, es decir, pensar activamente en los movimientos que se realizan y en los músculos involucrados en la actividad física, no solo evitará lesiones, sino que logrará que el entrenamiento sea más efectivo. Y esto aplica para el ejercicio en general; no solo, al caminar.

Pero volviendo a la meditación caminada, si le pone la cereza al pastel, llevando su frecuencia cardiaca a una intensidad moderada-intermedia con el ritmo de la caminata, sería una actividad efectiva para quemar grasa también.

¿Se animan a intentarlo? Me cuentan cómo les va.

Este post se publicó primero en https://www.elfinancierocr.com/blogs/la-milla-extra/por-que-caminar-al-aire-libre-es-mejor-que-en/HVLVYRKETRFKTJE7Z7RGJ2WSKU/story/