“Este es el entrenamiento que hacen las fuerzas ‘tácticas’ (bomberos, paramédicos, policías,…) en Estados Unidos; por eso, se llama ‘tac-fit’”, me explicó Rodrigo Soto Feoli, director de TacFit para Latinoamérica, al finalizar la clase.

Acabábamos de hacer 20 minutos de push ups, sentadillas, planchas y otros ejercicios funcionales realizados con peso corporal o con equipos especiales de este método de entrenamiento, como clubbells y pesas rusas.

Kawa, uno de los pocos centros de acondicionamiento físico donde se imparte TacFit en el país, tenía cierto parecido físico con un gym de Crossfit. Quien pasara por la calle y se asomara al galerón pensaría que los ejercicios que estábamos realizando también se asemejaban a esa técnica.

Sin embargo, quienes realizamos la clase sabíamos y sentíamos que no era Crossfit, que no teníamos que llevar nuestro esfuerzo físico hasta el extremo y que no era bien visto reventar las pesas contra el piso al terminar.

Sabíamos también que en los 180 segundos de cada ejercicio debíamos esforzarnos por perfeccionar la técnica (sin importar si ello implicaba ir más despacio, cargar menos peso o hacer menos repeticiones) y que en los 30 segundos de descanso entre cada secuencia era crucial la respiración para recuperarse.

“En TacFit importa más la capacidad de recuperación. Al país no le serviría un bombero que quedara despedazado después de entrenar y no pudiera subir corriendo con la manguera para apagar el incendio antes de que el edificio quemándose le cayera encima”, explica Soto. “Necesita bomberos que puedan entrenar, ganen con el entrenamiento aptitudes físicas que les sean útiles en su trabajo y se recuperen rápidamente después de la sesión para que estén listos ante cualquier emergencia e incluso, para poder hacer su trabajo efectivamente durante estas”, añade para concluir: “de eso se trata TacFit”.

En su opinión, no es un sistema de entrenamiento enfocado en el desempeño, como lo sería por ejemplo Crossfit o el entrenamiento tradicional con pesas y máquinas, sino, en la recuperación.

“TacFit es un sistema de fitness estratégicamente preciso, diseñado para lograr una recuperación rápida después de una sesión de ejercicio intenso”, explican TacFit Academy.

Scott Sonnon, quien ideó este sistema de entrenamiento hace unos 20 años, lo pone en estas palabras: “TacFit fue diseñado específicamente para entrenar personal táctico (del gobierno de Estados Unidos) de forma tal que estuviera libre de lesiones, es decir, físicamente preparado para realizar su trabajo. Nunca antes había existido habido un sistema de entrenamiento diseñado específicamente para estar ‘siempre listos’”.

Precisamente, como tampoco servirían bomberos que se lesionaran después de cada sesión de ejrcicio, TacFit es un entrenamiento seguro, que trabaja no solo en lograr que músculos cada vez más fuertes trabajen de manera más efectiva y coordinada cuando lo requieran, sino también en lograr el máximo rango de movilidad articular; para ello, se trabaja el movimiento de todas las articulaciones en todos los planos y ejes, lo que permite un trabajo en seis grados de libertad, explican en Men’s Health. Esta optimización de movilidad articular sumada al foco en la perfección de la técnica correctamente ejecutada es lo que permite que en TacFit el riesgo de lesión sea mínimo.

En lugar de ‘ejercicios funcionales seleccionados al azar’, dice Sonnon en clara referencia a los (entrenamientos de cada día o workout of the day) WOD de Crossfit, TacFit se centra en una selección de ejercicios relacionados con el trabajo tácticamente relevante. “Si nos fijamos en un calendario TacFit a lo largo de los meses, se puede ver el patrón de los seis protocolos de entrenamiento que utilizamos; pero eso no se puede ver en un solo un día, a diferencia de Crossfit”, coinciden Sonnon y Soto. “Crossfit es el WOD. TacFit es todo el ciclo de entrenamiento”, subraya Sonnon.

 

¿Beneficios para los que no somos bomberos?

Estaba clara la utilidad de este método de entrenamiento para las fuerzas tácticas; pero para nosotros, los mortales que no somos bomberos, ¿de qué podría servirnos entrenar así?

En primer lugar, son sesiones cortas: 20 minutos de trabajo relativamente intenso más otros 20 de calentamiento y estiramiento dinámico tipo yoga al final. A la gente que no tiene demasiado tiempo para entrenar o que le aburre pasar horas haciéndolo podría resultarle interesante.

Sin embargo, el gancho que podría hacerle a TacFit ganar más adeptos está en la quema de calorías, en especial, de grasa post entrenamiento que, de acuerdo con Soto, este método de entrenamiento logra.

“TacFit desarrolla y aprovecha las tres ventanas de la bioquímica de su organismo: la ventana anabolizante de construcción muscular; la ventana catabólica de quema de grasa y la ventana metabólica de consumo de energía”,  detallan TacFit Academy.

 

¿Y los peros?

Para Sergio Marín, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, el cuidado más grande que se debe tener es en la prevención de lesiones.

“Pretender entrenar de la misma manera (que ‘personal táctico’) puede provocar verdaderos problemas a sus practicantes; al tratar de imitar este tipo de entrenamientos, es posible que se originen lesiones de tipo articular, muscular o incluso cardiovascular si no se emplean las adaptaciones y progresiones adecuadas”, advierte.

Al respecto, Soto señala que el método de entrenamiento incluye regresiones y progresiones para cada ejercicio. “Para cada uno de los ejercicios de TacFit, hay una variante que lo hace más retador y otra que lo hace más sencillo”, asegura. No obstante, estará en manos de cada instructor detectar quiénes necesitan una u otra y estar pendiente de que la técnica sea correctamente ejecutada, sobre todo en los ejercicios que requieren más movilidad articular.

Otro “pero” que Soto ve es la curva de entrenamiento. “Por mi formación en artes marciales, es crucial que la técnica se haga impecablemente y eso toma días, semanas, meses e, incluso, años. Hay gente que no está dispuesta a esperar lo suficiente antes de avanzar en cuanto a rapidez o peso”, asegura.

Además, el foco no es la hipertrofia (abultamiento muscular) que buscan los clásicos levantadores de peso. “A ellos, de primera entrada, les recomiendo que vayan mejor a un gym tradicional para hacerse grandes porque aquí eso no es lo que venimos hacer”, comenta con franqueza.

No obstante, para quienes quieran realizar ejercicios funcionales (que tengan alguna función en su vida) y no sentirse “despedazados” después, esta podría ser una alternativa diferente, si están dispuestos a experimentar —a diferencia de lo que yo hice— por más de una sesión.  ¿Se animan?

 

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